viernes, 24 de mayo de 2013


      ... antes de hacerlo dedicaría unas palabras a los afortunados genios desconocidos e imaginativos humanos pensantes que son capaces de activar mis neuronas cada vez que tengo el enorme placer de escucharlos. He aprendido y sigo aprendiendo con el simple hecho de hablar y prestar atención a lo que me cuentan. La sencillez de los que hablan sin miedo, la humildad de los mayores que tanto nos aportan, las historias antiguas o contemporáneas, los relatos sobre la vida misma y algún que otro libro nutren esta alma inquieta que necesita de forma instintiva escribir, escribir y escribir.

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